En mi trabajo como arquitecta, cada proyecto es el resultado de un encuentro y una secuencia de decisiones. Todo comienza con un acercamiento, un intercambio, un cruce de dudas, preguntas, deseo y miedos. En un proceso no lineal vamos avanzando y tomando decisiones, optando por caminos.
Por otro lado van quedando casas alternativas. Aquella de dos pisos, o la terracita para ver las estrellas que no pudimos concretar por falta de presupuesto. Algunas veces los deseos se mantienen tan fuerte que volvemos a reencontrarnos para retomarlos.
Quizás en otro universo nunca dibuje el proyecto que actualmente estoy desarrollando porque mi camino y el de mi cliente nunca se han cruzado.
Creo que mis otros yo no necesariamente son arquitectas, pero intuyo que a todas les gusta dibujar, pensar y crear lo imaginado. En algún otro sendero debo ser brillante y tener mejoradas las cosas que hoy me cuestan; y en otros eso ni siquiera me importa. Lo que es seguro es que soy el resultado de las decisiones que he tomado, las cosas que me han sucedido y las casas que llevo diseñadas. Por lo que en este universo sólo puedo ser esta que soy hoy y estar aquí donde estoy.
Quizás mañana, caminando por algún sendero nos encontremos en ese preciso lugar y momento en donde todo converja. Y quizás sea un hermoso día para iniciar un nuevo recorrer.